El inglés ocupa el tercer lugar entre los idiomas nativos más extendidos en el mundo, estando por encima de este el español y el mandarín. Es una lengua transversal que a su vez ha influido en la creación y desarrollo de otros idiomas en otros países.
Aprender un segundo idioma durante la primera infancia , genera beneficios en el niño que repercutirán de manera positiva, entre los cuales se pueden destacar los siguientes:
Mayor desarrollo cognitivo.
Mejor capacidad de comunicación.
La mente se vuelve más flexible y creativa.
Mejoran las habilidades de resolución de problemas.
Rapidez mental.
Mejor concentración y atención selectiva.
Los hace entender que en el mundo existen otras culturas.
Ayuda a programar los circuitos cerebrales del niño.
Logran aprender otros idiomas con mayor facilidad.
Los niños poseen mentes más flexibles y abiertas, por lo que al ser expuestos a un nuevo idioma desarrollan algo más que su agilidad lingüística, además de tomarlo sin ansiedad, ya que no sienten presión para hablar si no es necesario, sino comprender primero para después emplear este nuevo aprendizaje en su comunicación cotidiana.
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